
La Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC) presenta la primera Guía de Práctica Clínica para tratar a pacientes con COVID-19 persistente, elaborada y revisada por 52 médicos especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria y que ha contado también con la participación de especialistas en Medicina Interna, Enfermedades Auoimmunes, Matemáticas y Estadística y la consultoría del Dr. Antoni Trilla.
Diversos estudios señalan que alrededor del 10-20% de los pacientes con COVID-19 presentan síntomas de la infección más allá de las 4 semanas y una proporción menor durante meses. La CAMFiC ha sido consciente de que hay que dar respuesta médica a estos pacientes, y que hay que hacerlo desde la Atención Primaria que es donde mayoritariamente se visitan y tratan estos enfermos.
El contexto actual, tratándose de una patología nueva, hace que no existan recomendaciones ni guías de práctica clínica basadas en la evidencia para el manejo de la COVID-19 persistente. Por ello, la Guía de la CAMFiC utiliza un enfoque pragmático basado en los pocos estudios publicados sobre series de pacientes con infección por SARS-Cov-2, editoriales y opiniones de expertos, así como la experiencia clínica de los autores y revisores.
Un enfoque pragmático de la atención al paciente con COVID-19 persistente
Los autores consideran que desde la Atención Primaria hay que hablar de dos aproximaciones diagnósticas al paciente con COVID-19 persistente: una evaluación integral del conjunto de la sintomatología, y una evaluación específica de cada uno de los síntomas persistentes.
En la primera visita a la Atención Primaria de una persona con sospecha de COVID-19 persistente se recomienda aplicar el protocolo de atención integral que pasaría por: valorar antecedentes (qué síntomas presentó su infección por SARS-Cov-2 y qué evolución de la COVID-19 tuvo), hacer analíticas de sangre (entre otros valores del hemograma, proteína C, ferritina, función hepática y renal, hormonas tiroideas …), y realizar exploraciones complementarias (radiografía de tórax si bien, la principal exploración complementaria que recomiendan en el ámbito de la AP es la ecografía torácica, siempre que esté disponible). Se especifica que, en función de los síntomas que pueda presentar cada paciente, habrá que hacer otro tipo de exploraciones complementarias.
Seguidamente, la Guía plantea hacer la evaluación específica orientada al síntoma. Y los principales síntomas por los que se establece un protocolo de evaluación son: fatiga persistente, dolor articular persistente, dolor muscular persistente, dolor torácico persistente, tos persistente, disnea persistente, anosmia / disgeusia persistente, cefalea o síntomas digestivos persistentes. Para cada síntoma se especifica: qué datos hay que recoger en la historia clínica, cuáles son las exploraciones que hay que hacer, y cuál es el proceso diagnóstico a seguir (también presentado en forma de algoritmo).
Además de estos síntomas, la Guía Clínica también recoge otras manifestaciones persistentes que se pueden presentar como: febrícula, escalofríos, intolerancia a los cambios de temperatura, rinitis, congestión nasal, confusión o niebla mental, trastornos de la concentración y / o deL sueño, vértigo, conjuntivitis o, incluso, caída del cabello.
Y más allá de la sintomatología, la Guía expone otros escenarios patológicos post COVID-19 que, a pesar de ser menos frecuentes, también se están observando como: secuelas pulmonares, afectación pleural, afectación cardíaca, o problemas de salud mental (ansiedad y depresión) vinculados no sólo al confinamiento y al aislamiento durante la enfermedad, sino también al entorno de incertidumbre que vivimos ante la pandemia y a la fuerte crisis económica que se deriva.
La Guía también enumera un conjunto de síntomas que no forman parte de la presentación clínica de la infección aguda por SARS-Cov-2 pero que aparecen en la fase post-viral una vez resuelta la infección aguda. Se trata de: trombosis, neumonía organizativa, afectaciones dermatológicas como Perniosi (lesiones papulares o nodulares acral eritematosas o violáceas inducidas por el frío), encefalitis, parálisis flácida (Síndrome de Guillain-Barré), insuficiencia renal aguda, anemia, tiroiditis o enfermedades autoinmunes sistémicas.
El seguimiento del paciente con COVID-19 persistente desde la Atención Primaria
Definida como debe ser esta primera visita y como el proceso diagnóstico, la Guía también establece un seguimiento estructurado del paciente en función del impacto o gravedad de la enfermedad en la fase aguda y de la presencia de secuelas. Así, diferencia entre casos que han requerido hospitalización en Unidad de Cuidados Intensivos, casos que han requerido hospitalización convencional, y casos que no han requerido hospitalización y que han sido atendidos desde la Atención Primaria, y que representan el 80% del total de pacientes con COVID-19.
Finalmente, la Guía de Práctica Clínica plantea una serie de retos de futuro en el tratamiento y atención a estos pacientes, como tratar de estructurar la gran variedad de síntomas y alteraciones que algunos pacientes con COVID-19 pueden presentar o disponer de información respecto posibles factores que puedan ayudar a identificar las poblaciones de mayor riesgo. Se trata de un documento vivo y pragmático, que podrá incorporar en posteriores actualizaciones nuevos conocimientos y nuevos actores para mantenerse al día.